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Una de las "novedades" de este pasado Salón del Cómic de Barcelona fue el número 113 de la veterana revista Dolmen. Para quien no lo sepa, Dolmen es una revista de información y opinión sobre cómic con bastante prestigio que se ha convertido en un referente a la hora de informarse en España (también es cierto que hoy por hoy no hay mucha competencia, no sé si en calidad, pero sí en periocidad). El caso es que éste número era especial porque... era completamente a color. Una novedad que, para algunos, supone ir un paso más allá en el camino que lleva a la profesionalidad. O un intento de ganar adeptos a costa del siempre llamativo uso del color, algo que comprendo, pero no entiendo. El caso es que me ha dado por pensar en por qué se usa el color en las revistas (sí, claro, para vender más) y si resulta indispensable/rentable hacer uso de la cuatricomía para atraer al público.

El color es más atractivo porque llama más la atención que no una monocroma página en blanco y negro. Las revistas usan el color para cautivar al lector con grandes ilustraciones y bonitas fotos. Esto puede verse descaradamente en las revistas del corazón, donde el texto en muchas ocasiones juega un papel secundario en beneficio de enormes imágenes. Pero resulta que las revistas, por lo general, de cómic (sea manga o cómic en general) suelen abundar en información. En algunas publicaciones hay (o había, porque ahora no las sigo) una obsesión por el miedo al espacioen blanco. Esto provocaba que se diseñaran páginas con grandes cantidades de texto y con alguna imagen de apoyo si cabía.

Todo esto me hace dudar de la buena función del color en algunas publicaciones. Ayer me compré una revista de cine y vi enooormes imágenes de los actores que están más de moda, ¿por qué no sucede lo mismo con algunas de las revistas de manga y anime o de cómic?
Para mi una revista es un producto informativo que debe estar diseñado de forma que te apetezca leer su contenido. Y supongo que a nadie le apetece leer una página llena de texto apretujado y con una triste imagen en el lateral para que el diseñador pueda decir, al menos, que ha hecho algo de trabajo.
Puedes encarar el proyecto de forma visual (poco texto y mucha imagen) o de una manera más compensada (jugando con los espacios en blanco, las imágenes y el texto), etc... Pero una cosa es segura, el diseñador tiene que dar sentido al uso del color en una revista. Tiene que pensar que esa revista estará en color y aprovecharse de ello.
Lo que está fuera de duda es que decidirse a usar color en una revista supone un desembolso económico que a lo mejor no merece la pena arriesgar. Dolmen es un caso extraño, porque llevan 10 años con esta revista, la gente los conoce, los lectores saben qué se van a encontrar y, lo más importante, los anunciantes suelen ser fieles. Para ellos el uso del color les costará un poco más, pero a buen seguro que les sale bien la jugada.
También hay que tener en cuenta el gasto extra para el lector. Tal y como está el panorama, que te suban de precio algunas de las compras regulares que tienes, puede suponer la diferencia entre la fidelidad absoluta o el consumo aperiódico.

Con todo esto no vengo a criticar la decisión de Dolmen o la de cualquier otra revista de pegar el salto definitivo al maravilloso mundo del color. Tan sólo quería exponer que ese cambio conlleva más decisiones que la de usar cuatricomía.