A los japoneses les gusta el terror. Buena prueba de ello son las películas, novelas y mangas que se exportan desde el País del Sol Naciente. El manga que me ocupa ahora es obra de Minetaro Mochizuki, autor de Dragon Head. Una historia fantástica en la que se alternaba el terror, la acción y un pensamiento que está siempre presente en la cultura japonesa: "ese" terremoto/maremoto/loquesea que traerá la desgracia a la isla. Muy aconsejable. Glénat ha continuado con la edición de series de este autor y ha presentado este tomo único, La mujer de la habitación oscura, como novedad en el Salón del Manga.
El protagonista de la historia es un adolescente que se ve mezclado, sin quererlo, en una situación bastante difícil de creer. En la casa de su vecino hay una chica que no para de llamar, insistiendo hasta límites enfermizos. Tan pesada es, que acaba molestando al protagonista. A partir de ese momento él se involucra sin quererlo con esta chica, que es de todo menos normal. Cuando quiere darse cuenta la chica tiene su número de teléfono, sabe su nombre y se ha hecho una copia de la llave de casa. Gracias a un amigo intenta descubrir quién es la chica y qué busca.
Ésta es la historia a grandes rasgos. Se desarrollan unos hilos argumentales secundarios, como el del posible romance del protagonista con una compañera de instituto y el de uno de sus amigos que intenta resolver la incógnita de quién es la misteriosa mujer.
El dibujo, como ya se pudo ver en Dragon Head, se adapta muy bien a este tipo de temáticas. La historia, sin ser nada del otro mundo, te mantiene en tensión hasta el final y hace que la lectura sea suficientemente interesante como para justificar su compra.
Lo más curioso de todo es que, por muy inverosímil que pueda parecer la situación que se desarrolla en el manga, en una cultura como la japonesa es más que viable. La sociedad japonesa tiene un gran sentido de la propiedad. De hecho, Japón puede considerarse un país seguro, con muchos menos robos en comparación con los países occidentales. Pero eso no significa que en Japón se esté seguro. Las medidas de seguridad no son muy altas y, para las mentes occidentales, a menudo la sensación de inseguridad es patente. Es decir, que Japón no es un país seguro por su infraestructura, sino por la forma de ser de la gente. Es por eso que en un escenario como el que puede ser cualquier ciudad/pueblo japonés, si se le incluye un personaje sin esa ética, la historia puede convertirse en un thriller con todas las de la ley.
Resumiendo, después del chasco que me produjo la lectura de las cien primeras páginas de Negima (no pude leer más), este cómic me ha devuelto al "camino correcto". Una historia de tensión e intriga bien contada.
Ediciones Glénat
La mujer de la habitación oscura
Minetaro Mochizuki
Tomo único
8,50€
214 páginas
Ediciones Glénat
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